Después del día
intenso
en medio del todo,
y en medio de la nada;
junto a las flores
mustias
de mi sueño dorado,
junto a los lirios
rojos
de mis pupilas blancas;
junto al sol escondido
dormido y presente,
te veo llegar
vestido de azul ,
viviente y sonriente.
Sigilosa y callada
me fui muy despacio…
y apartando tus brazos
como en juego
de niña…
te acaricié consciente.
Te abracé por la espalda...
y anudando
mis manos cansadas
sobre tu pecho frío…
fundida mi alma
de eternas nostalgias
te susurré muy despacio...
¡Mi viejo lindo…
Cuánto te extraño…
Cuánto te amo!
Olga Chávez Gutiérrez
16/07 del 2009
domingo, 3 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario