lunes, 22 de marzo de 2010

MI CUENTO Y EL DE TANTAS

Mi cuento y el cuento de tantas
Día Internacional de la Mujer
Olga Chávez Gutiérrez

“Contarte un cuento quiero/y los rayos del sol si es el día/o el resplandor de las estrellas/si es la noche/se acurrucarán a mi lado/ y escucharán junto a ti mi cuento.” Así comienza el poema de Noemí Sepúlveda (escritora).
8 de marzo día internacional de la mujer. Qué difícil celebrar un día que se reconocen los méritos y luchas de las mujeres del mundo, cuando aún existen en nuestra sociedad los mayores atropellos a los derechos humanos fundamentales de la mujer tan sentidamente expresados por la poetisa: “Mi voz apagada/quizás puro silencio./Se levantan voces/que me agobian diciendo/¡silencio! ¡Calla! ¡No hables!/ si tu voz es olvido/ Ilusos ¿qué saben?”
La justicia debiera ser “justa”. Lamentablemente administrada, considera caso perdido las denuncias de mujeres que sufren a diario la violencia intrafamiliar, no sólo de pareja, sino aquella que se da al interior de las propias familias, ya sea de padres a hijas, de hijos a madres, de hermanos contra hermanas, etc. Se dictan leyes de protección de la familia, se hacen campañas que incentivan la denuncia de actos de violencia. No obstante, cuando la agredida llega a tribunales, el resultado final siempre es el más fácil y acomodaticio para los intereses del agresor: el juicio abreviado y la consiguiente orden de alejamiento. Eso es todo. Si la mujer no fue asesinada, pareciera ser que es todo a lo que puede aspirar. Y su salud física y mental dañada ¿qué? Su autoestima y su capacidad de sonreír ¿qué? El menosprecio, el vejamen ¿qué?
Lo dijimos el 8 de marzo del 2008 en la Discusión de Chillán: esta fecha debiera ser de reflexión. La violencia contra las mujeres “Constituye una violación a los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades” según lo define la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (OEA 9/6/1994).
El reconocimiento de las distintas y variadas formas en que se manifiesta la violencia contra la mujer es importante, para evitar que el daño irreparable que ésta representa, persista en causar por ejemplo : abuso físico, intimidación, abuso emocional, aislamiento de la mujer, negación, minimización, transferencia de la culpa, abuso sexual, manipulación a través de los niños/as o uso de los niños/as, privilegios masculinos, abuso económico, amenazas y coerción.
Es importante entender por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, tanto en el ámbito público como en el privado.”
Desde esta tribuna decimos: Mujeres del mundo aún no hemos alcanzado el legítimo derecho que natura nos otorga. La tarea está inconclusa. Es preciso revelarse y alzar las voces. Empecemos hoy diciendo junto a Noemí: “Basta ya, declaro y proclamo mi historia/y la historia de muchas a las que acallaron./Lanzo al aire mis desvelos/desnudo mis anhelos/y que me escuche el mundo entero:/ acabaré con mi silencio/lanzo al viento la mordaza/ y acaba el sufrimiento.”

ARRIBA LOS CORAZONES

¡Arriba los Corazones!
Olga Chávez Gutiérrez


¡Arriba los corazones! Ese es el llamado del día perteneciente al presidente de Chile Don Sebastián Piñera Echeñique. ¡Porque vienen tiempos mejores!
Sin duda tenemos coraje los hombres y mujeres de esta patria, azotada por los caprichos de la naturaleza y nuestra loca geografía.
Por cierto los corazones se mantienen en alto aunque la desgracia nos azote. Más aún cuando todos confiamos que vendrán tiempos mejores. Que así sea será sin duda alguna, no solo la responsabilidad de un nuevo gobierno, sino la misión de cada uno de los habitantes de este Chile grande y generoso.
Desde el más humilde hombre o mujer en las grandes urbes o en el más recóndito lugar de nuestra patria, hasta el más prominente ciudadano, sintieron el mismo dolor por la tragedia del 27 de febrero.
Pero en la desgracia el corazón humano se sincera, se reconoce en su infinita pequeñez, y se iguala y engrandece para elevarse en un gesto genuino de solidaridad y esperanza.
¡Que vienen tiempos mejores! Qué duda cabe. Si estamos unidos como hermanos, como verdaderos hermanos, qué duda cabe.
Puro Chile es tu cielo azulado/ Puras brisas te cruzan también/ y tu campo de flores bordado/ es la copia feliz del edén.
Esa primera estrofa de nuestro himno nacional, no sólo es poesía, más bien es profecía. Nuestra loca geografía nos permite tener un cielo azulado, limpio de toxinas contaminantes gracias a las brisas que atraviesan nuestro territorio; mantener los campos bordados de flores, gracias al esfuerzo de los millones de hombres y mujeres que hacen producir la tierra nuestra madre sabia y amante fiel de todos sus hijos, nos permite disfrutar “aquí” del edén.
¡Arriba los corazones! Y cómo no, si nos amamos los unos a los otros. Si los que estamos vivos, tuvimos una oportunidad de reconocer errores, de enmendar rumbos, de olvidar las diferencias, de ser todos un solo cuerpo luchando por los más débiles, por los indefensos, por aquellos que lo perdieron todo incluso la vida de sus seres queridos, por aquellos hermanos nuestros que salvaron sus vidas para ser mejores personas, mejores seres humanos, agradecidos y solidarios.
¡Que vienen tiempos mejores! Por cierto que vendrán. Porque el cuerpo y el alma de Chile unido se agiganta. Porque el abrazo emocionado de una “mujer grande” que dirigió los destinos de la patria por cuatro años, se hizo uno con el abrazo de un hombre que tuvo un sueño grande: convertirse en Presidente de la nación.
Por eso, hoy que damos la bienvenida al nuevo presidente de Chile sentimos como mujeres, que el abrazo de la saliente presidenta Michele Bachelet, al cierre de la campaña solidaria del teatro teletón, fue sincero y lleno de fe y esperanza, en las capacidades y talentos de un hombre que sabrá valorar, conservar y mejorar el fruto de su respetable trabajo y entrega personal.
Esa es la dimensión de las cosas, de los actos y las obras que deben perdurar como ejemplo de unión, solidaridad y hermandad.
Me siento orgullosa de los hombres y mujeres de mi patria que entregan el alma en su quehacer, por eso digo, porque vienen tiempos mejores: ¡Arriba los corazones!

11 de marzo 2010

sábado, 20 de marzo de 2010

LA VIDA CONTINUA

La vida continúa
Olga Chávez Gutiérrez


Aún se nos mueve el piso y seguirá moviéndose tal vez por mucho tiempo. La histeria del primer momento, está dando paso a la angustia. Seres humanos desaparecidos, muertos o desamparados frente a la catástrofe del 27 de febrero recién pasado, fecha inolvidable para Chile y el mundo entero.
Fecha trágica y dolorosa que marcó un nuevo camino en las relaciones humanas.
La naturaleza no perdona, no discrimina. La naturaleza recupera su espacio invadido por el hombre. Ese hombre que quiso ser listo y que usurpó al mar sus playas, construyendo en sus dominios sus propios refugios que terminaron siendo su sepultura.
Triste, muy triste es el dantesco espectáculo que el veintisiete de febrero dejó en las costas de nuestro amado Chile el terremoto y tsunami más potente de la historia nacional. El responsable ¿el mar? ¿la naturaleza? ¿Dios? Yo diría que el responsable es el propio hombre. Como dice el refrán: “cada uno cava su propia tumba”.
El mar recuperó lo suyo y quitó del camino todo aquello que le fue tomado poco a poco, imperceptiblemente, sin su consentimiento. El resultado, dolor y muerte, angustia, desesperanza.
Hoy no tienen cabida las recriminaciones. Todos somos responsables de nuestra desgracia.
Ese mar que tranquilo nos baña, nos pasó la cuenta. Fuimos ilusos al creer que “él” por ser tranquilo, no tendría su alma propia y sufriente.
Se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Ojala esta tragedia sirva para entender que nos dañamos a nosotros mismos si seguimos tropezando con la misma piedra.
Es preciso aprender de los errores. ¿Qué esperamos?
Dios nos dio a quienes quedamos con vida, la posibilidad de corregirnos. Tomemos medidas que nos conduzcan al respeto de todos los seres vivos, partiendo por respetar la naturaleza.

Sabemos que somos una larga y angosta faja de tierra bañada por el mar.
El mar que nos baña es el más grande e importante personaje de este Chile amado en el que hemos nacido. Todos lo disfrutamos y admiramos su belleza y su bravía. Pero ¿cuánto lo respetamos?
Es preciso ser precavidos. Es preciso que se revisen las leyes que nos rigen. Que se implementen los medios de prevención. Si sabemos y tenemos conciencia que somos un país sísmico ¿cuál es la cultura que tenemos al respecto?
¿Permitiremos que se levanten las casas en los mismos lugares que antaño eran playas donde el mar reposaba tranquilo y confiado?
Ojalá esta tragedia remezca las conciencias de autoridades y ciudadanos y se definan los nuevos límites habitables que talvez no eviten los terremotos ni los tsunamis, pero sí puedan ayudar a minimizar los riegos y los costos de vidas humanas.
La histeria colectiva se ha ido calmando. El dolor permanece y la angustia y la desesperanza están siendo mitigados por la ayuda de todo un pueblo solidario y de los hermanos del mundo, que dejando de lado sus diferencias, vinieron a entregarnos su afecto y solidaridad.
A todos aquellos de quienes seguiremos necesitando ese abrazo sincero les decimos desde el fondo de nuestra alma : ¡Querido hermano, arriba el ánimo, fuerza y coraje, tú puedes, la vida continúa!
PUBLICADO DIARIO LA DISCUSION
17 de Marzo 2010