domingo, 3 de enero de 2010

EL ARTE DE VIVIR LA VIDA

El arte de vivir la vida
Olga Chávez Gutiérrez


La vida nos ha sido dada por gracia divina. No la buscamos, simplemente nos fue dada para vivirla. Cómo vivirla es otra cosa. “Vivir es nacer lentamente. ¡Sería demasiado fácil pedir prestadas las almas hechas del todo!” dice Antoine de Saint-Exupéry y Henri-Fréderic agrega: “Cada vida se hace su destino.”
No es fácil hacerse un destino. Más bien, es una tarea ardua en la que deben desarrollarse habilidades y talentos para lograr un resultado satisfactorio. Aunque cabría preguntarse: ¿para quién o para quiénes? Siempre hay quienes se convierten en jueces y condenan nuestras acciones sin juzgar ni condenar las propias.
No obstante, es preciso tener presente que nada es eterno. Hay que desarrollar entonces el cultivo de algunas virtudes que nos permitan ser pacientes en la aflicción y cautos en la alegría. Tolerantes en la diversidad, solidarios en el dolor, caritativos en la desgracia.
Vivir es abrir caminos, construir puentes, edificar en altura. Vivir por vivir no es vivir. Siempre hay algo más. Vivir para amar, para dar, para aprender, para enseñar, para compartir, para escuchar y consolar. Vivir para crecer y buscar la verdad. Vivir para desterrar el error, el egoísmo, la codicia, la indiferencia, la maldad. Vivir para luchar por el honor, por la dignidad, por la justicia, por la libertad y la igualdad. Vivir para alcanzar la luz que ilumine a la humanidad toda. Ese es el sentido de nuestra vida.
La vida es magia, canto, poesía, música, risa, llanto, penas y alegrías. La vida es beberse las noches y los días sorbo por sorbo. Conocer el placer y la desdicha. Reír y llorar, como ríen los ríos y lloran los cielos.
La vida solo es aquélla que a cada uno corresponde. La gracia está en saber vivirla y la clave en descubrir sus misterios a través del conocimiento verdadero del arte real y conceptual.
La vida es pasión que se transmite mediante el trabajo creativo. La actividad creadora es sin duda la manifestación de nuestro espíritu. Cuanto más profunda e intensa es la vida, más potente, sublime y especial es la creación del artista. Es por esta razón que los genios de la historia del arte, poseedores de vivencias extraordinarias, fueron capaces de las más brillantes obras.
El único secreto de la vida es “la vida” y su único misterio es “la vida misma”.
Lo importante es encontrar el sentido de la vida y descubrir el camino para recorrerlo y disfrutarlo. Explorar y detectar los lugares donde deben construirse los puentes y elegir los terrenos en que puede edificarse en altura.
Construir la vida es un emprendimiento difícil. Se requiere sumar muchos esfuerzos para aprender el arte de vivir la vida. En resumen, hay que convertirse en artista para crear y construir la propia vida.
Vivir por vivir no es vivir. Lo importante es aprender a vivir bien, con valores, hidalguía y honor. Una vida sustentada en valores e ideales deja una huella que otros seguirán con orgullo y sin vacilaciones.
“Quien sin honor ha consumido su vida deja de sí, en la tierra, tanta huella como el humo en el aire y la espuma en el agua.”(Dante Alliggieri).

10/11/09

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