domingo, 3 de enero de 2010

JOSE LUIS YSERN DE ARCE

José Luis Ysern de Arce
Olga Chávez Gutiérrez





Un hombre virtuoso, solidario y fraterno que viste sotana y predica el amor de Jesucristo para todos. Le conocemos por 35 años, cuando ambos, cada uno en su quehacer, nos desempeñábamos en la Universidad de Chile Chillán. Epoca difícil para todos, José Luis a secas, como le llamábamos, concitaba el respeto y el cariño de moros y cristianos. Su personalidad carismática atraía como un imán. Quienes hemos tenido la bendición de contar con su amistad y especial apoyo, reconocemos en él no sólo al sacerdote que representa un credo religioso en particular, sino más bien un “hombre de principios, virtudes y valores” que se sustentan en los más altos ideales. La prédica de su fe es universal y su palabra escuchada con atención y devoción como ninguna en toda ocasión, especialmente, en la misa que celebra domingo tras domingo a templo lleno en la Catedral de Chillán.
La polémica por las palabras de un “hombre con sotana” en el lanzamiento de un libro muy particular, nos hizo releer un artículo intitulado El sentido de Vida, escrito por él en la redacción de La Discusión el lunes 27 de abril del presente año, del cual nos permitimos reproducir lo siguiente:“un concepto asociado al de resurrección es el de sentido de vida. Alguien que se levanta de nuevo aunque caiga mil veces, y que siempre hallará motivos para empezar otra vez con renovado entusiasmo. Una vida llena de sentido es el mejor antídoto contra los signos de muerte”.
Es gratificante para cualquier persona católica o no, descubrir en el mensaje del padre Ysern, una luz de verdad y esperanza, de solidaridad y fraternidad, de honestidad, de igualdad, de libertad y amor por sus semejantes. Esa es la razón, por la que todos le buscamos constantemente. Sabemos que su palabra será franca y directa, pero siempre fraterna con los jóvenes que ansían alcanzar un futuro de luz; con los ancianos que viven la soledad; con las mujeres que conviven y soportan estoicamente la violencia intrafamiliar; con los pobres que sufren carencias materiales y con aquellos otros cuyas carencias son espirituales; con los desvalidos que requieren una mano solidaria; con los marginados por su raza, condición social, intelectual y sexual.
José Luis Ysern es el cura amigo que predica, imparte sacramentos y en ocasiones también eleva al cielo plegarias para despedir a quienes partieron sin recibir un ansiado adiós y bendice y consuela a los deudos con su palabra.
Para finalizar queremos recordar de Los Huasos Quincheros parte de esa canción que dice: Cura de mi pueblo/que en tus oraciones/a Dios siempre ruegas/por todos nosotros./Cura de mi aldea/de mi pueblecito/donde ya descansan/mis seres queridos./Tú que sabes tanto/y tanto has oído/dime si es pecado/ si amar es delito./Cura de mi pueblo/amable y sencillo/siempre te recuerdo/como buen amigo.


PUBLICADO DIARIO LA DISCUSION

Agosto 24 del 2009

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